viernes, 8 de diciembre de 2017

HOMILÍA DE MONS. MUNILLA EN LA ORDENACIÓN DE RAFAEL OLAIZOLA EN LA SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA




EL PULSO  DE LA  FE  DE UNA DIÓCESIS  SE MANIFIESTA EN SU  ALEGRÍA POR UNA ORDENACIÓN  SACERDOTAL


Con la Catedral del Buen Pastor repleta de fieles y el presbiterio ocupado totalmente por los sacerdotes concelebrantes, Mons. Munilla ha resaltado: Cuando una diócesis celebra una ordenación sacerdotal, se pone de manifiesto de manera muy visible cómo de viva es la fe de sus fieles. La alegría o la indiferencia que suscita el que alguien entregue su vida a Jesucristo, resulta ser muy significativa

A continuación se reproduce  la homilía completa


VÍDEO COMPLETO Y FOTOGRAFÍAS:

https://youtu.be/wGWCV1B_g3o


https://www.flickr.com/photos/133958253@N05/albums/72157663447260048


Ordenación sacerdotal – Rafael Olaizola

Queridos sacerdotes concelebrantes, queridos seminaristas, queridos religiosos y consagrados, queridos fieles todos, y muy querido Rafael:

Cuando una diócesis celebra una ordenación sacerdotal, se pone de manifiesto de manera muy visible cómo de viva es la fe de sus fieles. La alegría o la indiferencia que suscita el que alguien entregue su vida a Jesucristo, resulta ser muy significativa. Se trata de un buen test para medir nuestra esperanza en el cumplimiento del mandato de Cristo de evangelizar el mundo, así como también es un indicativo de nuestro amor a la Iglesia. El apoyo afectivo y efectivo al ordenando, resultan ser un autorretrato de la comunidad eclesial.

Sí, querido Rafa; eres consciente de la ilusión que tu ordenación sacerdotal ha suscitado en muchos fieles, además de la admiración en otros, no creyentes, que conocen la historia de tu vida, por cierto, nada fácil; y valoran enormemente que hayas tenido el coraje de ponerte el mundo por montera, y darlo todo, literalmente todo, para la gloria de Dios y el bien del prójimo. Cuando alguien obra en su vida de la forma en que tú lo has hecho, no lo dudemos, crece la esperanza.

Dicho esto, no dejemos de considerar que esta ordenación sacerdotal no es solo la consecuencia de una opción de vida, sino que es el fruto de una llamada personal e intransferible dirigida por Jesucristo a Rafa. Si bien es cierto que la opción de vida de un nuevo sacerdote resulta ser un interrogante para nuestra sociedad secularizada; en realidad, esta ordenación sacerdotal es antes una respuesta que un interrogante, ya que responde al querer de Dios. Y precisamente por esto crece nuestra esperanza: porque si Jesús lo ha querido –y bien sabemos que “Dios no da puntada sin hilo”—, confiamos en que serán muchos los bienes que se desprendan de esta ordenación sacerdotal.

Ahora bien, no olvidemos que un sacerdote no subsiste por sí mismo, sino en el seno de una comunidad cristiana; en un entorno de fe que le sirve de soporte, al tiempo que solicita de él su servicio…  La mayor ayuda que puede recibir un sacerdote en su ministerio, es la de unos fieles que esperen de él la santidad; unos fieles que busquen en él al hombre de Dios que les acompañe en el camino de seguimiento a Cristo… Y es que, un sacerdote se conmueve y estremece, cuando comprueba que los fieles buscan sinceramente de él la ayuda para la conversión.

Para profundizar en la ordenación sacerdotal que nos disponemos a celebrar, me quiero fijar brevemente en los dos gestos litúrgicos principales de la liturgia de la ordenación sacerdotal: la Imposición de las manos sobre la cabeza, y la Unción de las manos con el crisma.

1.- Imposición de manos: La Imposición de manos sobre la cabeza del ordenando por parte del obispo y del resto del presbiterio aquí presente, simboliza como una “toma de posesión” de Cristo de las facultades y sentidos del ordenando. La gracia del sacramento del orden sacerdotal configura la mente del ordenando con la de Jesucristo; al igual que su visión de la vida, su forma de hablar, incluso su mismo gusto personal… La Imposición de manos es un signo que subraya que somos de Cristo, hasta el punto de actuar “in persona Christi”… Al mismo tiempo, la Imposición de manos sobre la cabeza del ordenando pasa a ser también un gesto de protección. Esas manos sobre su cabeza simbolizan el techo de la Iglesia que le cubre y protege; son un recordatorio de que no estará solo, sino que tendrá en todo momento junto a él la asistencia de la comunión de la Iglesia. Cuando la Iglesia permanece fiel en la comunión de Cristo, resulta invencible.

2.- Unción de las manos: Y el segundo signo sacramental al que me refiero, es la Unción de las manos con el crisma, que convierte las manos de Rafael en una extensión de las de Cristo. Las manos del sacerdote están llamadas a sostener entre sus dedos lo más sagrado, al tiempo que están llamadas a acariciar, sin asco alguno, la miseria de la humanidad. No hay contradicción alguna entre ambas cosas. La santidad y la miseria se “tocan” y se “funden” en las manos del sacerdote. La santidad no es obstáculo para acercarse a la miseria del mundo, sino al contrario, es la condición necesaria para ello. El mejor ejemplo de ello es la Virgen, nuestra Madre. La Inmaculada, la limpia de toda mancha, tiene mucha mayor capacidad de ser madre de los desheredados y de los pobres, que la que hubiese podido tener siendo pecadora… Así han de ser las manos ungidas del sacerdote, semejantes a las manos de María, tan limpias como capaces de “tocar” las heridas del mundo.

Querido Rafa, estos signos sacramentales –la Imposición de manos y la Unción de las manos— encierran una auténtica catequesis de la naturaleza del ministerio sacerdotal. Pero es indispensable que no nos quedemos en una elaborada teoría, sino que hagamos vida lo expresado por la liturgia. Sigue siendo plenamente válida la exhortación que escuchaste el día de tu diaconado: “Convierte en fe viva lo que lees, y lo que has hecho fe viva, enséñalo; y cumple aquello que has enseñado”…  Es necesario que no nos refiramos a Dios como a un concepto teológico, sino que el sacerdocio esté fundado en un tú a tú, en una relación personal con Jesucristo.

Recuerdo la anécdota protagonizada por San Jose María Rubio, un jesuita que ejerció su ministerio a comienzos del siglo XX en Madrid, quien mantuvo una relación personal con Jesucristo tan vital y tan intensa, que en una ocasión cometió el error de solicitar dos billetes al cobrador del tranvía, a pesar de que viaja solo. La perplejidad de cobrador del tranvía debió de ser máxima, al entender que el P. Rubio había solicitado el segundo billete para Jesús, su compañero de camino… Ojalá tomemos todos plena consciencia de la presencia de Jesús junto a nosotros, de una forma especial, en el ministerio sacerdotal.

Y a ti, Virgen Madre Inmaculada, te encomendamos a nuestro Seminario, al tiempo que te pedimos por todos los jóvenes llamados al sacerdocio, que tengan tu “sí” como modelo de su respuesta. ¡Madre Inmaculada, ruega por nosotros!


Apaiz Ordenazioa – Rafael Olaizola

Apaiz elkarmeza-emaile adiskideok, apaizgai, erlijioso-erlijiosa eta sagaratu, eta fededun maiteok, eta Rafael maite:

Elizbarruti batek apaiz Ordenazioa ospatzen duenean, agerian jartzen da garbi-garbi zenbatekoa den Eliza horretako fededunen sinesmenaren bizitasuna. Norbaitek bere bizia Jesu Kristori eskaintzeak sortzen duen poztasuna edota axolagabekeria, oso esanguratsua gertatzen da. Munduan Ebanjelioa zabaltzeko Kristoren agindua nolako itxaropenez betetzen dugunaren neurria ematen digu, eta Elizari diogun maitasuna adierazten du. Ordenatua izango denarenganako maitasun-babesaren egiazkotasuna kristau-elkartearen argazkia bezala da.

Bai, Rafa maitea; badakizu nolako poza sortu duen fededun askorengan zure apaiz Ordenazioak; fedegabeak diren beste batzuek mirespenez hartu dute albistea, bai baitakite batere erraza izan ez den zure bizitzako historia; horregatik, izugarrizko balioa ematen diote erabaki hau hartzeko, esamesak alde batera utzita, zuk izan duzun adoreari; zu zaren guzti-guztia eman nahi izan duzu, Jainkoaren aintzarako eta lagun hurkoaren onerako. Norbaitek bere bizitzan zuk egin duzun eran jokatzen duenean, ez izan inolako zalantzarik, hazi egiten da itxaropena.

Hau esanik, ez dugu ahaztu behar, apaiz Ordenazioa ez dela norberak egindako bizi-aukera hutsa; norbaiti egindako dei pertsonala baita, berberak bete beharrekoa, hau da, Jesu Kristok Rafari zuzenean egindako deiaren fruitua. Egia da, apaiz izateko bizi-aukera galdekizun gertatzen dela gaurko gizarte sekularizatu honetan; baina, apaiz Ordenazio hau lehenik eta behin erantzuna da, galdekizun baino gehiago, Jainkoaren nahiari erantzuten baitio. Hain zuzen, horregatik hazten da gure itxaropena: Jesusek hala nahi izan badu –Jainkoak ez baitu alferrikako pausurik ematen–, konfiantza osoa dugu, alderdi on asko izango duela apaiz Ordenazio honek.

Bestalde, ez dugu ahaztu behar, apaiza ez dela bere ahalmen hutsez bizi, kristau-elkartearen barruan baizik; elkarteko fede-ingurunea da apaizaren eusgarria, nahiz eta aldi berean elkarte horrek apaizaren zerbitzua behar izan… Apaizak bere ministerioa betetzekoan har dezakeen laguntzarik handiena, berari santu izatea eskatzen dioten fededunek ematen diotena da; apaiza jainkozko gizon izatea espero duten eta Kristorenganako jarraibidean laguntzaile izango duten fededunek ematen diotena… Apaiza, izan ere, hunkitu egiten da ikustean, bihotz-berritzeko laguntza dela fededunek beragandik benetan espero dutena.
Orain ospatzera goazen apaiz Ordenazioaren esanahia sakontzeko, liturgiak garrantzia ematen dien bi keinu aipatu nahi nituzke labur-labur: buru gainean eskuak ezartzea eta krismaz eskuak gantzutzea edo igurtzitzea.

1.- Eskuak buru gainean ezartzea: Gotzainak, eta gero hemen diren beste apaizek, ordenazioa hartuko duenaren buru gainean eskuak ezartzea ekintza sinbolikoa da, eta Kristo ordenatua izango denaren ahalmen eta zentzumenen “jabe egiten” dela esan nahi du. Apaiz Ordenazioko sakramentuaren graziak Jesu Kristoren araberako egiten ditu ordenatua izango denaren gogo-bihotzak; eta baita bizitzari buruzko bere ikuspegia, beraren hitz egiteko era, eta bere nahi pertsonalak ere… Eskuak ezartzeak gu Kristorenak garela azpimarratzen duen keinua da, eta guk egiten duguna “in persona Christi” egiten dugula adierazten du… Aldi berean, Ordena hartu behar duenari buru gainean eskuak ezartzea babesa ematea adierazten duen keinua ere bada. Buru gainean eskuak jartzea berari aterpea eta babesa eskaintzen dion Elizaren irudia da; ez dela bakarrik egongo gogoratzen du, baizik eta berekin izango duela une guztietan Elizaren elkartasuna eta laguntza. Kristorekiko elkartasunean leial eta zintzo irauten duenean, garaitezina gertatzen da Eliza.

2.- Krismaz eskuak gantzutzea (igurtzitzea): Hau da bigarren keinu sakramentala, krismaz eskuak gantzutzea; keinu honek Kristoren eskuen luzapen bihurtzen ditu Rafaelen eskuak. Apaizaren eskuek gauzarik sakratuenak erabili behar dituzte bere behatz artean, eta esku horiek, aldi berean, gizadiko miseria laztandu behar dute, inolako nazkarik gabe. Santutasuna eta miseria elkarren ondoan egongo dira eta bat egingo dute apaizaren eskuetan. Santutasuna ez da eragozpen munduko miseriara hurbiltzeko, alderantziz baizik, baldintza da, hori egin ahal izateko. Horren adibiderik onena Ama Birjina da. Sortzez Garbiak, guztiz orbangabea denak, ahalmen askoz handiagoa du behartsu eta miseria gorrian bizi direnen ama izateko, bekatari izan balitz baino… Horrela izan behar dute krismaz gantzututako apaizaren eskuek, Mariaren eskuen antzekoak, guztiz garbiak munduko zauriak ukitu ahal izateko.

Rafa adiskidea, bi keinu sakramental hauek –eskuak ezartzea, alegia, eta eskuak krismaz gantzutzea– benetako katekesia dira apaizaren ministerioaren izaera azaltzeko. Baina ez gaitezen ederki landutako teoria hutsean gelditu, baizik eta bizi dezagun liturgiak adierazten duena. Izan kontuan, diakonogintzan entzun zenuen hau: “Bizi ezazu sinesmenez, irakurtzen duzuna; irakatsi, sinesmenez bizi duzuna; eta bete, irakasten duzuna”… Gure harremanetan Jainkoa ez dugu teologiako kontzeptu bat balitz bezala hartu behar; apaizak aurrez aurre aritu behar du eta harreman pertsonala izan behar du Jesu Kristorekin.

Gogoan dut San Jose Maria Rubioren pasadizo bat; jesuita honek Madrilen, hogeigarren mendearen hasieran, bete zuen apaiz-ministerioa; oso harreman pertsonal bizia eta indartsua izan zuen Jesu Kristorekin, eta, behin batean, tranbiako kobratzaileari bi txartel eskatu zizkion oharkabean, nahiz eta bera bakarra izan txartela behar zuena. Guztiz txunditua gelditu izan behar zuen kobratzaileak, konturatu zenean, Aita Rubiok betiko bere bidelagun zuen Jesusentzat eskatu zuela bigarren tzartela… Jaunak eman diezagula denoi, Jesus beti geure ondoan dugula oharturik bizitzea, eta hori bereziki apaiz-ministerioa egitekoan gertatzen dela konturatzea.

Ama Birjina Sortzez Garbia, zure eskuetan jartzen dugu geure Seminarioa; apaiz izatera deituak diren gazte guztien alde eskatzen dizugu; eredu izan dezatela zure “baietza” hauek beren erantzuna ematekoan. Ama guztiz Garbia, egiozu otoitz Jainkoari gure alde!

Informó: Rafael Hernández  Urigüen. Textos  e imágenes  facilitados por la  Delegación de MCS  de la  Diócesis



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