viernes, 9 de septiembre de 2016

HOMILÍA DE MONS. JOSÉ IGNACIO MUNILLA CON OCASIÓN DE LA SOLEMNIDAD DE NUESTRA SEÑORA DE ARANTZAZU











HOMILÍA PRONUNCIADA POR EL OBISPO DE SAN SEBASTIÁN-DONOSTIA CON OCASIÓN DE LA SOLEMNIDAD DE LA VIRGEN DE ARANTZAZU


Queremos hacer el recorrido pastoral del curso entrante, de la mano de los santos; que no son unos referentes teóricos, sino amigos cercanos, al mismo tiempo que testigos del amor del Dios vivo. 





En marcha, de la mano de los santos
Arántzazu 2016

En la recta final del Año Jubilar de la Misericordia, emprendemos el nuevo curso pastoral 2016-2017, al tiempo que concluye un tiempo de descanso estival, que en la vida eclesial ha estado marcado por la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia. El mes de septiembre se ha iniciado con otro acontecimiento de gracia: nada más y nada menos que con la canonización de nuestra querida Madre Teresa de Calcuta.
No hay nada casual. Recibimos como un regalo de la Providencia el modelo de caridad que representa la Madre Teresa de Calcuta, propuesta en su canonización como ejemplo de imitación para todos nosotros. En efecto, ¡ojalá que en todas las obras sociales que realizamos desde la Iglesia Católica supiésemos mostrar que el corazón de nuestro servicio no se reduce a su “materialidad”, ni tan siquiera al altruismo solidario; sino que la dimensión más profunda de la caridad cristiana consiste en descubrir que somos un instrumento de Dios para hacer llegar su amor a todo el mundo. ¡Cómo olvidar la conmovedora expresión de Madre Teresa: “Soy un lápiz en la mano de un Dios que envía una carta de amor al mundo”!
Curiosamente, los santos nos enseñan que para que podamos ser más eficaces a la hora de acometer tantos retos y desafíos, es clave tomar conciencia de que nosotros no somos los salvadores del mundo, sino instrumentos de Dios para su transformación. Cuando no llegamos a apreciar esta dimensión transcendente del obrar humano, vemos reducida en gran manera nuestra eficacia. La distancia existente entre el deseo humano de hacer el bien desde nuestra propia iniciativa, sin más pretensiones; y el ofrecimiento a Dios de nuestro obrar para que sea Él quien lo inspire, sostenga y dirija, ¡es una distancia infinita!
Madre Teresa nos ha mostrado con su vida en qué consiste la mística de la caridad: ¡llegar a descubrir la presencia de Jesús como clave de la acción del hombre!  En efecto, la famosa expresión de Madre Teresa, “Lo hacemos por Jesús”, incluye importantes matices:
Primero: Es Jesús el que nos da la gracia para que nosotros podamos hacer el bien.
Segundo: Es el mismo Jesús el que lo hace a través nuestro.
Tercero: Es a Jesús a quien se lo hacemos, como nos lo recuerda el Evangelio.
Esta inspiración de la Madre Teresa de Calcuta nos ofrece una perspectiva muy especial para recorrer los dos meses que restan para concluir el Año Jubilar de la Misericordia. Con este mismo deseo, en la segunda quincena de octubre realizaremos una peregrinación diocesana a Polonia. Buscamos con ello enriquecernos con otros dos grandes testigos de la Misericordia: San Juan Pablo II y Santa Faustina Kowalska. La devoción a la Divina Misericordia ha marcado, en no pequeña medida, la espiritualidad católica del siglo XX e inicio del siglo XXI.
La vida de Faustina Kowalska transcurrió en los años en los que Europa padeció la llamada Gran Guerra (la Primera Guerra Mundial), falleciendo a las puertas de la Segunda Guerra Mundial. Su vocación religiosa parecía estar tan marcada por el dolor que padecía la humanidad, que su experiencia mística le llevó a ofrecerse a Dios como «víctima voluntaria» por la salvación del mundo; especialmente por tantas almas sufrientes de su tiempo y de toda la historia. No deja de ser todo un símbolo la proximidad geográfica entre el campo de exterminio de Auschwitz –auténtico exponente de la crueldad del corazón humano—  y el lugar en el que Santa Faustina recibe la inspiración sobre la confianza en la Divina Misericordia. Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia. La última palabra la pronuncia siempre Dios, y es ésta: “¡misericordia!”.
En definitiva, queridos todos, queremos hacer el recorrido pastoral del curso entrante, de la mano de los santos; que no son unos referentes teóricos, sino amigos cercanos, al mismo tiempo que testigos del amor del Dios vivo. Entre los planes pastorales que la Diócesis se ha trazado para el curso entrante, subrayo nuestra restructuración pastoral; con la que queremos adecuarnos al nuevo momento que vivimos. Simplificamos nuestras estructuras eclesiales, adaptándolas a las necesidades presentes.  Os invito a leer atentamente el plan pastoral de este curso, y a encarnarlo en vuestras parroquias, comunidades y realidades pastorales.
 En cualquier caso, no olvidemos que la tarea pastoral de la Iglesia, no se reduce a sus realizaciones comunitarias; sino que es clave el apostolado del tú a tú. La joya de la vida pastoral de la Iglesia es el testimonio personal de sus miembros en medio de la vida del mundo. Alguien dijo que la más genuina obra de caridad es el apostolado. ¿Cómo realizarlo? En una de sus alocuciones habituales, queriendo responder a la pregunta sobre cuál es la forma más apropiada de hacer apostolado, nuestro Papa Francisco contestaba: “Las personas buscan sobre todo a alguien que les escuche. Alguien dispuesto a dar su propio tiempo para escuchar sus dramas y sus dificultades. Es lo que yo llamo apostolado de la oreja”. Para poder hablar al mundo de Dios, primero tenemos que hablar a Dios del mundo, al tiempo que escuchamos la voz de Dios y la voz del mundo. Por ello, el apostolado de la “oreja”, precede al apostolado de la “lengua”.
Queridos hermanos, aunque mi homilía se ha centrado en los aspectos pastorales, bien sabéis que el mundo que nos rodea no nos resulta indiferente. En esta eucaristía celebrada ante nuestra patrona, la Virgen de Aránzazu, encomendamos tantas y tantas preocupaciones: la celebración de elecciones autonómicas, la conformación de gobierno central, la crisis migratoria que no cesa, las guerras de Medio Oriente y África, el terrorismo fundamentalista, el alto nivel de paro con el que convivimos, los puestos de trabajo no suficientemente dignos, las rupturas matrimoniales, la violencia doméstica, la desestructuración familiar, el deterioro ecológico, la cultura de la frivolidad y del consumismo, el aumento de los suicidios y de las trastornos psicológicos, etc…
Sí, ¡nos duele el mundo! Participamos de sus alegrías y de sus lágrimas. Vemos con esperanza que en él hay muchos ideales asumidos por la opinión pública mayoritaria, en los que se percibe con claridad el deseo del Bien y de la Verdad; más aún, intuimos que han nacido en buena medida del humus del Evangelio. Pero, también observamos con realismo el deterioro de otros muchos valores que han inspirado nuestra cultura cristiana, sin los cuales, es patente que resulta imposible conformar la necesaria coherencia ética en los distintos órdenes de la vida. Apoyamos con ilusión  algunos de los ideales en boga, mientras que no podemos por menos que ser críticos frente a otros. San Pablo decía que nos toca “predicar a tiempo y a destiempo”. Es decir, no tenemos derecho a acomodar nuestra predicación a lo que resulte políticamente correcto a los valores del momento y lugar; sino que hemos de atrevernos a proclamar los valores cristianos en su integridad, incluso cuando resultan contraculturales. La razón es muy clara: no somos dueños sino siervos del Evangelio. La Palabra de Dios no es “domesticable”… “¡Ay de mí si no evangelizare!”.
 Que nuestra Madre de Arántzazu nos conceda la gracia de mantenernos fieles en medio de las pruebas, para llevar adelante la tarea de la Evangelización

Bidea, santuen eskutik: Arantzazu 2016


Errukiaren Jubileu Urteko azken txanpan gaudelarik hasten dugu 2016-2018 pastoral urtea, opor garaiari amaiera emanez. Aurtengo udaran, eliz bizitzari dagokionaz, Krakovian izan den Gazteen Munduko Jardunaldia narbamendu da. Eta Iraila beste gertakari gogoangarri batekin hasi da: Kalkutako Ama Teresa maitearen kanonizazioarekin, hain zuzen ere.
Ez da ezustekoa. Jainkoaren dohain moduan hartzen dugu Kalkutako Ama Teresaren karitate eredua, bere kanonizioan guztiontzat jarraibide ematen zaiguna. Izan ere, zein ona litzakeen Eliza Katolikoak egiten duen egintza sozialaren bidez agertuko bagenu, gure zerbitzua ez dela “materialtasunera” mugatzen, ezta solidaritzazko altruismo hutsera ere; kristau karitatearen alderdirik sakonena hau da: Jainkoaren maitasuna mundu osora iritsi dadin, Bere bitarteko garela konturatzea. Nola ahaztu Ama Teresaren esaldi hunkigarria: “Arkatz bat naiz, munduari maitasun gutun bat bidaltzen dion Jainko baten eskuetan”.
Era bitxian santuek erakusten digute, hainbeste erronka eta eginkizuni heltzerakoan eraginkorragoak izan ahal izateko ezinbestekoa dela konturatzea gu ez garela munduaren salbatzaileak, munduaren eraldaketarako Jainkoaren bitartekoak baizik. Giza langintzaren alderdi traszendente honetaz jabetzen ez garenean, mugatuak ikusten ditugu eraginkor izateko gure aukerak. Batetik, bestelako asmorik gabe, geure gogo hutsez on egin nahia, alde batetik; eta beste muturrean gure lana Jainkoari eskaintzea, berak gidatu, eutsi eta zuzen dezan..., alde galanta dago gero!
Ama Teresak bere bizitzarekin erakutsi digu zertan datzan karitatearen mistika: giza egintzaren giltzarri bezala Jesusen presentzia sumatzera iristea! izan ere, Ama Teresaren esamolde ezagunak: “Jesusengatik egiten dugu”, ñabardura garrantzitsuak ditu:
Lehenego: Jesus da, ongia egin ahal izateko bere grazia ematen diguna.
Bigarren: Jesus bera da gure bitartez ari dena.
Hirugarren: Jesusi berari egiten diogu, Ebanjelioak gogoratzen digun moduan.
Ikuspegi berezia eskaintzen digu Kalkutako Ama Teresaren pentsamentu honek, Errukiaren Jubileu urtea amaitzeko geratzen diren bi hilabete hauetarako. Gogo honekin, urriaren bigarren hamabostaldian Elizbarrutiko Erromesaldia egingo dugu Poloniara. Errukiaren bi lekuko handiren ikasbidearekin joritu nahi dugu: San Joan Paulo II.arekn eta Santa Faustina Kowalskarekin. Jainkozko Errukiarekiko jaierak eragina izan du, eta ez txikia, XX. mandeko eta XXI. mendearen hasierako espiritualitate katolikoan.
Europa Gerra Handia (Lehenengo Mundu Gerra) jasaten ari zela bizi izan zen Faustina Kowalska eta Bigarren Mundu Gerra hastear zegoela hil zen. Bere erlijiosa bokazioa hain zegoen markatua gizadia nozitzen ari zen minaz, bere esperientzia mistikoak bere burua Jainkoari eskaintzera eragin baitzuen, munduaren salbamenerako «borondatezko eskaingai»; bereziki bere garaian eta historia osoan zehar sufritu izan zuten arimen alde. Ezaugarri betea gertatzen da, Auschwitz –giza bihotzaren krudeltasunaren agerpen toki narbamena– eta Santa Faustinak Jainkozko Errukiari buruzko agerpena izan zuen tokia hain gertu egotea. Bekatua nagusitu zen tokian, grazia gainezkatu zen. Jainkoak esaten du beti azkeneko hitza, eta hitz hori “errukia!” da.
Azken finean, maite-maiteok, hastear dugun pastoral urtea santuen eskutik egin nahi dugu; ez dira erreferente teorikoak, gertuko adiskideak baizik, eta Jainko biziaren maitasunaren testiguak. Ikasturte berrirako Elizbarrutiak esku artean dituen egitasmo pastoralen artean, berregituraketa pastorala azpimarratu nahi dut; bizi dugun garaiari egokitu nahi gaitzaizkio. Gure eliz egiturak erraztu nahi ditugu, egungo beherretara egokituz. Gonbidepena egiten dizuet, kurtso honetako egitasmoa arretaz irakurri eta zuen parrokietan, elkarteetan eta errealitate pastoraletan gauzatzen saiatzeko.
Inola ere, ez dezagun ahaztu Elizaren pastoral jarduera ez dela elkarteetako egintzetara mugatzen; niretik zurera egitea da apostolutzaren giltzarria. Munduko bizitzaren erdian Elizaren kideek egiten duten testigantza pertsonala da Eliz bizitza pastoralaren altxorra. Norbaitek esana da, karitate egintzarik jatorrena apostolutza dela. Nola egin? Apostolutza egiteko erarik egokiena zein ote den erantzun nahirik, honela esan zuen behin Frantzisko gure Aita Santuak: “Pertsonek entzungo dieten norbait bilatzen dute nagusiki. Bere dramak eta zailtasunak entzuteko denbora eskaintzeko prest egongo den norbait. Hori da, nik belarriaren apostolutza deitzen diodana”. Munduari Jainkoaz hitz egin ahal izateko, Jainkoari munduaz hitz egin behar diogu lehenengo, Jainkoaren ahotsa eta munduaren ahotsa batera entzunez. Horregatik, “belarriaren” apostolutza “mingainaren” apostolutza baino lehenago egin behar da.
Senide maiteok, nire homiliak nagusiki alderdi pastoralak jorratu baditu ere, ongi dakizue inguratzen gaituen mundua ez zaigula axolagabe gertatzen. Gure Zaindaria den Arantzuko Amaren aurrean egiten ari garen eukaristian gogoan ditugu hamaika kezka: erkidegoko hauteskundeak, Madrilgo gobernuaren osaketa, migrazio-krisi amaigabea, Erdialdeko Ekialdeko nahiz Afrikako gerrak, indarkeria fundamentalista, inguratzen gaituen langabezia tasa handia, behar luketen duhintasuna bermatzen ez duten lanpostuak, ezkontza hausturak, etxeko indarkeria, familien desegituraketa, ekologiaren hondaketa, fribolitatearen eta kontsumokeriaren kultura, suizidioen eta buru nahasmenduaren ugaritzeak...
Bai horixe, munduak min ematen digu! Bere pozetan eta malkoetan partaide gara. Jendearen gehiengoak bereganatu dituen ideal asko itxaropenez ikusten ditugu, Ongiaren eta Egiaren gogoa argi antzeman daitekeelako; gehiago oraindik, Ebanjelioaren humusetik sortuak direla antzematen dugu. Baina errealismoz sumatzen dugu kultura kristaua eragin zuten beste balore askoren gainbehera; eta horiek gabe, garbi dago ezinezkoa dela bizitzaren alderdi ezberdinetan beharrezkoa den koherentzia etikoa bermatzea. Arrakasta duten idealetako batzuk ilusioz babesten ditugu, baina kritiko izan behar dugu beste batzuren aurrean. San Paulok esana da: “garaia denean eta ez denean egin behar dela predikua”. Alegia, ez dugu eskubiderik uneko balioekiko egokiago edo onargarriago dirudielako gure predikua moldatzeko edo lasaitzeko; baizik eta kristau balioak bere osoan aldarrikatzeko ausardia behar dugu, baita kulturaren aurkakoak gertatzen direnean ere. Arrazoia garbia da: ez gara Ebanjelioaren jabe, zerbitzari baizik. Jainkoaren Hitza ez da “aldakorra”... “Errukarria ni ebanjelioa zabaltzen ez badut!”.
Arantzazuko gure Amak eman diezagula zailtasunen erdian leial irauteko grazia, Ebanjelitzaaren eginkizunean aurrera egiteko.


Informó: Rafael Hernández Urigüen. Imagen y textos facilitados por la Delegación de MCS de la Diócesis de Donostia-San Sebastián





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