HOMILÍA PRONUNCIADA POR EL OBISPO DE SAN SEBASTIÁN-DONOSTIA CON OCASIÓN DE LA SOLEMNIDAD DE LA VIRGEN DE ARANTZAZU
Queremos hacer el recorrido pastoral del curso entrante, de la mano de los santos; que no son unos referentes teóricos, sino amigos cercanos, al mismo tiempo que testigos del amor del Dios vivo.
En
marcha, de la mano de los santos
Arántzazu
2016
En la recta final del Año Jubilar de la
Misericordia, emprendemos el nuevo curso pastoral 2016-2017, al tiempo que
concluye un tiempo de descanso estival, que en la vida eclesial ha estado
marcado por la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia. El
mes de septiembre se ha iniciado con otro acontecimiento de gracia: nada más y
nada menos que con la canonización de nuestra querida Madre Teresa de Calcuta.
No hay nada casual. Recibimos como un
regalo de la Providencia el modelo de caridad que representa la Madre Teresa de
Calcuta, propuesta en su canonización como ejemplo de imitación para todos nosotros.
En efecto, ¡ojalá que en todas las obras sociales que realizamos desde la
Iglesia Católica supiésemos mostrar que el corazón de nuestro servicio no se
reduce a su “materialidad”, ni tan siquiera al altruismo solidario; sino que la
dimensión más profunda de la caridad cristiana consiste en descubrir que somos
un instrumento de Dios para hacer llegar su amor a todo el mundo. ¡Cómo olvidar
la conmovedora expresión de Madre Teresa: “Soy un lápiz en la mano de un Dios
que envía una carta de amor al mundo”!
Curiosamente, los santos nos enseñan que
para que podamos ser más eficaces a la hora de acometer tantos retos y
desafíos, es clave tomar conciencia de que nosotros no somos los salvadores del
mundo, sino instrumentos de Dios para su transformación. Cuando no llegamos a apreciar
esta dimensión transcendente del obrar humano, vemos reducida en gran manera nuestra
eficacia. La distancia existente entre el deseo humano de hacer el bien desde nuestra
propia iniciativa, sin más pretensiones; y el ofrecimiento a Dios de nuestro
obrar para que sea Él quien lo inspire, sostenga y dirija, ¡es una distancia infinita!
Madre Teresa nos ha mostrado con su vida en
qué consiste la mística de la caridad: ¡llegar a descubrir la presencia de
Jesús como clave de la acción del hombre!
En efecto, la famosa expresión de Madre Teresa, “Lo hacemos por Jesús”, incluye
importantes matices:
Primero: Es Jesús el que nos da la gracia
para que nosotros podamos hacer el bien.
Segundo: Es el mismo Jesús el que lo hace
a través nuestro.
Tercero: Es a Jesús a quien se lo
hacemos, como nos lo recuerda el Evangelio.
Esta inspiración de la Madre Teresa de
Calcuta nos ofrece una perspectiva muy especial para recorrer los dos meses que
restan para concluir el Año Jubilar de la Misericordia. Con este mismo deseo, en
la segunda quincena de octubre realizaremos una peregrinación diocesana a
Polonia. Buscamos con ello enriquecernos con otros dos grandes testigos de la
Misericordia: San Juan Pablo II y Santa Faustina Kowalska. La devoción a la
Divina Misericordia ha marcado, en no pequeña medida, la espiritualidad
católica del siglo XX e inicio del siglo XXI.
La vida de Faustina Kowalska transcurrió en
los años en los que Europa padeció la llamada Gran Guerra (la Primera Guerra
Mundial), falleciendo a las puertas de la Segunda Guerra Mundial. Su vocación
religiosa parecía estar tan marcada por el dolor que padecía la humanidad, que
su experiencia mística le llevó a ofrecerse a Dios como «víctima voluntaria» por la salvación del mundo; especialmente por
tantas almas sufrientes de su tiempo y de toda la historia. No deja de ser todo
un símbolo la proximidad geográfica entre el campo de exterminio de Auschwitz
–auténtico exponente de la crueldad del corazón humano— y el lugar en el que Santa Faustina recibe la
inspiración sobre la confianza en la Divina Misericordia. Donde abundó el
pecado, sobreabundó la gracia. La última palabra la pronuncia siempre Dios, y
es ésta: “¡misericordia!”.
En definitiva, queridos todos, queremos
hacer el recorrido pastoral del curso entrante, de la mano de los santos; que
no son unos referentes teóricos, sino amigos cercanos, al mismo tiempo que
testigos del amor del Dios vivo. Entre los planes pastorales que la Diócesis se
ha trazado para el curso entrante, subrayo nuestra restructuración pastoral;
con la que queremos adecuarnos al nuevo momento que vivimos. Simplificamos nuestras
estructuras eclesiales, adaptándolas a las necesidades presentes. Os invito a leer atentamente el plan pastoral
de este curso, y a encarnarlo en vuestras parroquias, comunidades y realidades
pastorales.
En
cualquier caso, no olvidemos que la tarea pastoral de la Iglesia, no se reduce
a sus realizaciones comunitarias; sino que es clave el apostolado del tú a tú.
La joya de la vida pastoral de la Iglesia es el testimonio personal de sus
miembros en medio de la vida del mundo. Alguien dijo que la más genuina obra de
caridad es el apostolado. ¿Cómo realizarlo? En una de sus alocuciones
habituales, queriendo responder a la pregunta sobre cuál es la forma más
apropiada de hacer apostolado, nuestro Papa Francisco contestaba: “Las personas buscan sobre todo a alguien que
les escuche. Alguien dispuesto a dar su propio tiempo para escuchar sus dramas
y sus dificultades. Es lo que yo llamo apostolado de la oreja”. Para poder
hablar al mundo de Dios, primero tenemos que hablar a Dios del mundo, al tiempo
que escuchamos la voz de Dios y la voz del mundo. Por ello, el apostolado de la
“oreja”, precede al apostolado de la “lengua”.
Queridos hermanos, aunque mi homilía se
ha centrado en los aspectos pastorales, bien sabéis que el mundo que nos rodea no
nos resulta indiferente. En esta eucaristía celebrada ante nuestra patrona, la
Virgen de Aránzazu, encomendamos tantas y tantas preocupaciones: la celebración
de elecciones autonómicas, la conformación de gobierno central, la crisis
migratoria que no cesa, las guerras de Medio Oriente y África, el terrorismo
fundamentalista, el alto nivel de paro con el que convivimos, los puestos de
trabajo no suficientemente dignos, las rupturas matrimoniales, la violencia
doméstica, la desestructuración familiar, el deterioro ecológico, la cultura de
la frivolidad y del consumismo, el aumento de los suicidios y de las trastornos
psicológicos, etc…
Sí, ¡nos duele el mundo! Participamos de
sus alegrías y de sus lágrimas. Vemos con esperanza que en él hay muchos
ideales asumidos por la opinión pública mayoritaria, en los que se percibe con
claridad el deseo del Bien y de la Verdad; más aún, intuimos que han nacido en
buena medida del humus del Evangelio. Pero, también observamos con realismo el
deterioro de otros muchos valores que han inspirado nuestra cultura cristiana,
sin los cuales, es patente que resulta imposible conformar la necesaria
coherencia ética en los distintos órdenes de la vida. Apoyamos con ilusión algunos de los ideales en boga, mientras que no
podemos por menos que ser críticos frente a otros. San Pablo decía que nos toca
“predicar a tiempo y a destiempo”. Es decir, no tenemos derecho a acomodar nuestra
predicación a lo que resulte políticamente correcto a los valores del momento y
lugar; sino que hemos de atrevernos a proclamar los valores cristianos en su
integridad, incluso cuando resultan contraculturales. La razón es muy clara: no
somos dueños sino siervos del Evangelio. La Palabra de Dios no es
“domesticable”… “¡Ay de mí si no evangelizare!”.
Que
nuestra Madre de Arántzazu nos conceda la gracia de mantenernos fieles en medio
de las pruebas, para llevar adelante la tarea de la Evangelización
Bidea,
santuen eskutik: Arantzazu 2016
Errukiaren Jubileu Urteko azken txanpan
gaudelarik hasten dugu 2016-2018 pastoral urtea, opor garaiari amaiera emanez.
Aurtengo udaran, eliz bizitzari dagokionaz, Krakovian izan den Gazteen Munduko
Jardunaldia narbamendu da. Eta Iraila beste gertakari gogoangarri batekin hasi
da: Kalkutako Ama Teresa maitearen kanonizazioarekin, hain zuzen ere.
Ez da ezustekoa. Jainkoaren dohain moduan
hartzen dugu Kalkutako Ama Teresaren karitate eredua, bere kanonizioan
guztiontzat jarraibide ematen zaiguna. Izan ere, zein ona litzakeen Eliza
Katolikoak egiten duen egintza sozialaren bidez agertuko bagenu, gure zerbitzua
ez dela “materialtasunera” mugatzen, ezta solidaritzazko altruismo hutsera ere;
kristau karitatearen alderdirik sakonena hau da: Jainkoaren maitasuna mundu
osora iritsi dadin, Bere bitarteko garela konturatzea. Nola ahaztu Ama Teresaren
esaldi hunkigarria: “Arkatz bat naiz, munduari maitasun gutun bat bidaltzen
dion Jainko baten eskuetan”.
Era bitxian santuek erakusten digute,
hainbeste erronka eta eginkizuni heltzerakoan eraginkorragoak izan ahal izateko
ezinbestekoa dela konturatzea gu ez garela munduaren salbatzaileak, munduaren
eraldaketarako Jainkoaren bitartekoak baizik. Giza langintzaren alderdi
traszendente honetaz jabetzen ez garenean, mugatuak ikusten ditugu eraginkor
izateko gure aukerak. Batetik, bestelako asmorik gabe, geure gogo hutsez on
egin nahia, alde batetik; eta beste muturrean gure lana Jainkoari eskaintzea,
berak gidatu, eutsi eta zuzen dezan..., alde galanta dago gero!
Ama Teresak bere bizitzarekin erakutsi
digu zertan datzan karitatearen mistika: giza egintzaren giltzarri bezala
Jesusen presentzia sumatzera iristea! izan ere, Ama Teresaren esamolde
ezagunak: “Jesusengatik egiten dugu”, ñabardura garrantzitsuak ditu:
Lehenego: Jesus da, ongia egin ahal
izateko bere grazia ematen diguna.
Bigarren: Jesus bera da gure bitartez ari
dena.
Hirugarren: Jesusi berari egiten diogu,
Ebanjelioak gogoratzen digun moduan.
Ikuspegi berezia eskaintzen digu
Kalkutako Ama Teresaren pentsamentu honek, Errukiaren Jubileu urtea amaitzeko
geratzen diren bi hilabete hauetarako. Gogo honekin, urriaren bigarren
hamabostaldian Elizbarrutiko Erromesaldia egingo dugu Poloniara. Errukiaren bi
lekuko handiren ikasbidearekin joritu nahi dugu: San Joan Paulo II.arekn eta
Santa Faustina Kowalskarekin. Jainkozko Errukiarekiko jaierak eragina izan du,
eta ez txikia, XX. mandeko eta XXI. mendearen hasierako espiritualitate
katolikoan.
Europa Gerra Handia (Lehenengo Mundu
Gerra) jasaten ari zela bizi izan zen Faustina Kowalska eta Bigarren Mundu
Gerra hastear zegoela hil zen. Bere erlijiosa bokazioa hain zegoen markatua
gizadia nozitzen ari zen minaz, bere esperientzia mistikoak bere burua
Jainkoari eskaintzera eragin baitzuen, munduaren salbamenerako «borondatezko
eskaingai»; bereziki bere garaian eta historia osoan zehar sufritu izan zuten
arimen alde. Ezaugarri betea gertatzen da, Auschwitz –giza bihotzaren
krudeltasunaren agerpen toki narbamena– eta Santa Faustinak Jainkozko Errukiari
buruzko agerpena izan zuen tokia hain gertu egotea. Bekatua nagusitu zen
tokian, grazia gainezkatu zen. Jainkoak esaten du beti azkeneko hitza, eta hitz
hori “errukia!” da.
Azken finean, maite-maiteok, hastear
dugun pastoral urtea santuen eskutik egin nahi dugu; ez dira erreferente
teorikoak, gertuko adiskideak baizik, eta Jainko biziaren maitasunaren
testiguak. Ikasturte berrirako Elizbarrutiak esku artean dituen egitasmo
pastoralen artean, berregituraketa pastorala azpimarratu nahi dut; bizi dugun
garaiari egokitu nahi gaitzaizkio. Gure eliz egiturak erraztu nahi ditugu,
egungo beherretara egokituz. Gonbidepena egiten dizuet, kurtso honetako
egitasmoa arretaz irakurri eta zuen parrokietan, elkarteetan eta errealitate
pastoraletan gauzatzen saiatzeko.
Inola ere, ez dezagun ahaztu Elizaren
pastoral jarduera ez dela elkarteetako egintzetara mugatzen; niretik zurera
egitea da apostolutzaren giltzarria. Munduko bizitzaren erdian Elizaren kideek
egiten duten testigantza pertsonala da Eliz bizitza pastoralaren altxorra.
Norbaitek esana da, karitate egintzarik jatorrena apostolutza dela. Nola egin?
Apostolutza egiteko erarik egokiena zein ote den erantzun nahirik, honela esan
zuen behin Frantzisko gure Aita Santuak: “Pertsonek entzungo dieten norbait
bilatzen dute nagusiki. Bere dramak eta zailtasunak entzuteko denbora
eskaintzeko prest egongo den norbait. Hori da, nik belarriaren apostolutza
deitzen diodana”. Munduari Jainkoaz hitz egin ahal izateko, Jainkoari munduaz
hitz egin behar diogu lehenengo, Jainkoaren ahotsa eta munduaren ahotsa batera
entzunez. Horregatik, “belarriaren” apostolutza “mingainaren” apostolutza baino
lehenago egin behar da.
Senide maiteok, nire homiliak nagusiki
alderdi pastoralak jorratu baditu ere, ongi dakizue inguratzen gaituen mundua
ez zaigula axolagabe gertatzen. Gure Zaindaria den Arantzuko Amaren aurrean
egiten ari garen eukaristian gogoan ditugu hamaika kezka: erkidegoko
hauteskundeak, Madrilgo gobernuaren osaketa, migrazio-krisi amaigabea,
Erdialdeko Ekialdeko nahiz Afrikako gerrak, indarkeria fundamentalista,
inguratzen gaituen langabezia tasa handia, behar luketen duhintasuna bermatzen
ez duten lanpostuak, ezkontza hausturak, etxeko indarkeria, familien
desegituraketa, ekologiaren hondaketa, fribolitatearen eta kontsumokeriaren
kultura, suizidioen eta buru nahasmenduaren ugaritzeak...
Bai horixe, munduak min ematen digu! Bere
pozetan eta malkoetan partaide gara. Jendearen gehiengoak bereganatu dituen
ideal asko itxaropenez ikusten ditugu, Ongiaren eta Egiaren gogoa argi antzeman
daitekeelako; gehiago oraindik, Ebanjelioaren humusetik sortuak direla
antzematen dugu. Baina errealismoz sumatzen dugu kultura kristaua eragin zuten
beste balore askoren gainbehera; eta horiek gabe, garbi dago ezinezkoa dela
bizitzaren alderdi ezberdinetan beharrezkoa den koherentzia etikoa bermatzea.
Arrakasta duten idealetako batzuk ilusioz babesten ditugu, baina kritiko izan
behar dugu beste batzuren aurrean. San Paulok esana da: “garaia denean eta ez
denean egin behar dela predikua”. Alegia, ez dugu eskubiderik uneko balioekiko
egokiago edo onargarriago dirudielako gure predikua moldatzeko edo lasaitzeko;
baizik eta kristau balioak bere osoan aldarrikatzeko ausardia behar dugu, baita
kulturaren aurkakoak gertatzen direnean ere. Arrazoia garbia da: ez gara
Ebanjelioaren jabe, zerbitzari baizik. Jainkoaren Hitza ez da “aldakorra”...
“Errukarria ni ebanjelioa zabaltzen ez badut!”.
Arantzazuko gure Amak eman diezagula
zailtasunen erdian leial irauteko grazia, Ebanjelitzaaren eginkizunean aurrera
egiteko.
Informó: Rafael Hernández Urigüen. Imagen y textos facilitados por la Delegación de MCS de la Diócesis de Donostia-San Sebastián
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